Todo proceso de formación, representa un
reto, un punto de partida. Y este
reto es el camino que he elegido
voluntariamente para mi vida, dando un rumbo, un cambio de paradigma, una
metamorfosis “pero no de amor”, sino de trabajo, de exigencia y de disciplina.
… Los comienzos siempre son difíciles y los caminos tienen sus propios obstáculos…
Pero poco a poco he superado la incertidumbre, el temor y
comenzado a encontrar el hilo conductor
que va uniendo todo este proceso de
aprendizaje, uniendo las piezas que
encajan, y sintiéndome capaz de decidir lo
que de ahora en adelante quiero alcanzar y tener como imagen, como finalidad, como destino final, como esa
libertad que tanto pregonaba en mis antiguos escritos y que era incapaz de
conseguirla, porque para eso tenía que empezar por entenderme a mí misma. Y la única manera de conseguir esa libertad es el conocimiento,
es el descubrir que mi mirada puede llegar mucho más lejos de lo que estaba acostumbrada a mirar, que puedo comenzar a
descubrir tantas cosas hermosas sin necesidades, con la única finalidad de decidir hasta donde quiero llegar...
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