Que diferente es este
mundo, compartiéndolo contigo, porque continuamente, tu eres capaz de convertir en mágicos todos los instantes, eres como un caballero de otros tiempos, pero sin caballería. A tu paso vas dejando estelas de alegría y la risa en la existencia mía. No es
invención describirte de esta manera, ya que he visto como te deslizas por todas tus aventuras, en todos esos recovecos remotos de pueblos, de montañas y campos, sereno e impertérrito donde has andado con ese gran corazón que te acompaña. Y lo más asombroso, que he visto como te introduces voluntariamente en las entrañas de ese pasado, que tiene un cierto parecido a cierto hidalgo de novelas caballeresca, que tu y yo hemos leído, te diriges como él, al interior de tus memorias, a esos tantos sitios lejanos a revivir a tus anchas las muchas aventuras que has compartido con todas esas personas de tu repertorio que han tenido la dicha de estar contigo...Tienes la suficiente fantasía para hablar de cualquier época y de hacer que uno se traslade contigo a esos lugares. Tu haces realidad lo que quieres que sea. Sigo tus hazañas anhelante abrazada a tu regazo, escucho como hipnotizada, y veo esa imagen de sereno aventurero, que me acompaña.
En mi diario caminar, estás siempre a mi lado, con cierta limitación al andar. Estoy convencida que no necesitas los pies para andar, eres capaz de volar. Tu propósito son tus palabras, mientras la tentación de la
gula te hace saciar el apetito de primate, con un banano, o algún manjar, que se nos aparezca en el momento...Casi siempre me desayuno con tus cuentos de aquellos días, donde permanezco absorta y riendo de tus fechoría. Haría falta seguir recorriendo leguas de distancia, para conocer todo tu repertorio, y así poder alcanzarte en las aventuras y
desventuras que te han mantenido tan vivo en todos estos años.
De alguna manera, yo me siento partícipe de todas ellas, hasta las del otro tiempo, Me veo sentada, desapercibida en algún rinconcito conociendo todas tus aventuras...
Hay muchas que he compartido contigo, la de la cerradura, que no pudiste abrir, porque el nerviosismo, no te dejó manejar bien las herramientas, en las que otrora tenías mucha experiencia, y perdiste la oportunidad de encontrarte con tu Dulcinea, dejándola abandonada, y en una eterna espera...Y la de hoy, que te hizo quedarte en la puerta de la nave, con un pie adentro y otro afuera, suspendido en el espacio, por falta de coordinación con tu bolsillo o por la falta de conocimiento de la portera de la nave...Pero risas, nunca faltarán las risas, hasta para las cosas que son serias y se te escapan del ingenio...
Hoy un perro callejero, quiso aprovecharse y te tomó desprevenido del tobillo, al instante, lo confundiste con el dragón que antes te perseguía y quisiste esgrimir tu espada, olvidándote que la dejaste en ese otro lado del tiempo, donde antes vivías y sólo te quedó correr para salvarte de la mordida.
No me canso de escribirte, una y otra vez y de ponderar todo lo bueno que te caracteriza. Tus modales, tus palabras, tu generosidad y sobre todo la manera en que me haces mirar y compartir contigo ese otro mundo posible donde permaneces.
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