Me dijiste un día: ¡pobre marzo,no le escribes nada!.
Yo me sonreí, porque a este mes yo no solo le escribí,
le sufrí, le hablé, le hice confidente de todos mis deseos.
Cuando te alejaste voluntariamente de mí, no hice sino
sufrir en marzo, por no verte.
Estaba confinada a solo escucharte unos cuantos minutos;
cuando me llamabas desde esa otra inmensa
y hermosa lejanía donde te encontrabas.
Yo contaba los días, presurosa para poder quitar
la hoja del almanaque que marcaba marzo…
Mientras tú disfrutabas del encanto que él
generosamente te brindaba.
Es un mes hermoso marzo; porque en ese mes,
abriste los ojos al mundo y él te marcó con natural dulzura
y la amable sonrisa que siempre te acompañan.
Pero dejó marcada una honda tristeza en mí,
sola, sin tus besos, sin tu ansiada compañía…
Esperando solo que pasara marzo,
para verte de nuevo...
Caracas, 02 de Mayo de 2010
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