¡Que Noche!

 El cielo era un techo, cuajado de estrellas fulgurantes.
La luna redondita se asomaba.
El viento susurrante se colaba suavemente entre el ramaje de los árboles,
y  nosotros con el intimo anhelo de ser Adán y Eva.
 ¡En aquel paraíso!
No hay nada más hermoso que permanecer unidos en el misterioso
encanto de la noche, con ese hermoso cielo como techo.
Te llegan melodías con el viento y el monte se convierte en un gran lecho.
Y en ese trance de amor, no sabes si estás en la tierra o en el cielo,
 confundidos en un solo corazón, que se agiganta emitiendo sonidos
 que rompen el silencio.
 llenando todo de un sentimiento armonioso que te invade.

Amar en una noche así… es... no sé,
¡si encontrarse en la tierra o en el cielo!…

Caracas, 05 de abril de 2010