Cada paso que doy, está el pequeño búho con su penetrante y amarillenta mirada observándome, preguntándome : ¿quién soy?, ¿qué deseo?, ¿cuál es el objetivo final de mi vida? ¿Sí sólo busco simplemente vivir o sólo necesito el alimento para seguir viviendo?. Yo le contesto que necesito alimentar mi alma, más que mis entrañas. Por eso me dedique a estudiar filosofía, para entender un poco todas esas sensaciones que se van acumulando cuando uno no entiende la vida. Siempre habrá temores en nosotros y errores que nos entristezcan; pero pienso que debemos esforzarnos un poco para transformar nuestra realidad; y con eso estoy segura que también contribuimos al bien común de toda la humanidad. Porque vamos a ser personas más tolerantes y más alegres, más fácil de comunicarnos con los demás. Existen y existirán personas que juegan con nuestra salud mental, que nos ridiculizan y nos maltratan, donde Dios está y no está, donde hay mucha ignorancia, necedad, pero son solo conceptos, y todo transcurre como si jamás hubiéramos existido, tal vez seamos simplemente "animales parlantes". Nuestro desconocimiento nos lleva a inventar, y reinventar todo, y por supuesto a quebrarnos y a cerrarnos en nosotros mismo, creyendo que estamos en lo correcto. Muchas veces nos sentimos impotentes porque los que nos gobiernan, se creen los amos de la tierra y hacen de nosotros unas dóciles mascotas, dispuestas a obedecer. Es aquí donde hago mi reflexión filosófica, porque en ella está el amor a la verdad, a la sabiduría, a un mundo más humanizado, sin tantos fines de poder, y donde nuestros actos no se convierten en algo a lo cual se le asigna puro valor irreal. El que razona con filosofía establecerá un cambio de paradigma. Porque no pienso que sea loco alguien que ama la paz, el mundo, la naturaleza, le gusta sonreír, cantar, bailar y comportarse a veces como un niño.
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