Seguramente, cometí de nuevo el error, mi defecto de querer mirar ese lado que no es compartido, pensando que estaba acompañada en ese espacio que siempre imagino con el amor al lado mío. Pero allí estaba yo, sola y entonces quise aferrarme a los recuerdos. Y de nuevo me encontré sola... pero en esa soledad no puedo dejar de sonreírle al inmenso universo y a la vida en la que continúo; con un sólo deseo, que me dejen mirar lo que de verdad existe, todos los paisajes, flores, ríos, animales, la luna y todo lo que contiene el éter; cosas que puedo yo alcanzar con sólo levantar la mirada. Así puedo yo olvidarme de todo esos momentos que mi cabeza se empeña en recordar... porque después de nada, o después de todo, no eran más que nada...
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