Cuenta mi madre que un día de Supremas Agonías…
Pues una larga distancia tuvo que recorrer, para encontrar
a la mujer que la ayudaría en el momento de mi nacimiento...
Zanjando caminos con un inconmensurable dolor, que casi la sepulta en el sendero…
En un momento casi desfallecida, llamó a la muerte, para que le diese descanso…
En un momento casi desfallecida, llamó a la muerte, para que le diese descanso…
Ella apareció de inmediato, tendiéndole la mano, la ayudó a cruzar el río…
Se alejó de ahí con risas eternas… Prometiendo regresar de nuevo un día…
No sé sí conmigo se cumplió la obra de la vida…Pero sí se que mi interés rayó en La fantasía de trascender caminos y hallar en esos rumbos mi verdadero destino…
Yo sé que algún día de estos regresará con sus risas nuevamente e indulgente del dolor que me confiere la vida… Me ayudará a cruzar de nuevo el río…
Caracas febrero de 2010
No hay comentarios.:
Publicar un comentario