El instante en que realmente existo.

El espíritu es lo único en nosotros que conoce la libertad porque es inmaterial. Ya que nuestro propio cuerpo con toda la extensión y la pesadez que lo caracteriza vive en una prisión que nos hace presa de muchas pasiones como el miedo, el rencor, el deseo malsano y las falsas alegrías.

Yo siempre escribo desde mi soledad. En esos instantes cuando me siento petrificada de frío, cuando mi entorno lo vislumbro mustio y sólo soy capaz de percibir mi sombra gris y triste, cuando elevo la mirada hacia lo alto y sólo alcanzo a ver una bóveda como un cristal enmohecido que se cierne sobre mi propio espacio. En esta soledad en que me sumerjo puedo escuchar mi interior, dándome cuenta que estoy poseída de un remolino de pasiones que aglomeran mi pensamiento y que me hacen desear escapar hacia ese otro lado intangible  donde está la libertad, donde uno puede respirar esa frescura que entra como una suave brisa hasta el alma y se convierte en espíritu libre.
En ese instante realmente me conozco...soy la realidad de mi existencia.

La escritura me da esa libertad de abstraerme para escuchar la voz de mi propia conciencia que me susurra a veces y otras me indica ese otro lado donde encontrarme plenamente con mi propio universo lleno de plenitudes.