sábado, 12 de marzo de 2016

Mi luna.



Desde pequeñita me sentí atraída hacia esa lucesita que desde lo alto me servía de guía
Cuando comencé a andar con pasitos cortos por aquel sendero que tu iluminabas.
Tu magia y tu reflejo  llegaba hasta mí en los cocuyos que eran pedacitos de tu luz plateada. 
Desde siempre te convertiste en mi mejor amiga y llenaste de magia todos los lugares donde me encontraba.
Conoces tanto de mi, que cuando soñaba, en mis desvelos, en mis momentos de tristeza y de alegría, siempre te encontraba.
También has sido mi musa desde que comencé a escribir, y ahí he tenido ese encuentro contigo. Hace un tiempo te escribí un poema para agradecerte por estar conmigo.  Lo  llamé "Que Noche". ¿Recuerdas como se mecían los árboles  y el monte que tu  matizaste de bellos colores, y de un agreste paisaje lo convertiste en un lecho de rosas y hasta de música llenaste el lugar?.
¿Recuerdas también mi primera visita al misterioso mar?
Me vestiste de espuma y de amor y fuiste testigo del cambio sufrido de niña a mujer. 
Todas esas cosas las viví a tu lado. 
Siempre que te pienso, te encuentro. Por eso te busco, en el infinito éter cuando estoy cansada, cuando tengo frío y cuando necesito que rompas el hielo que atenaza el alma con con ese reflejo de tu luz plateada me has acompañado en todos los momentos míos.

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