Mi amigo Blondie:
Incondicional, el más digno exponente de lo que representa la fidelidad, mitiga mi soledad y me hace sonreir, cuando todo está oscuro a mi alrededor. El movimiento continuo de su colita es la más viva expresión corporal que tiene para expresar su alegría y lo feliz que está de vivir conmigo.
Aún lo recuerdo cachorrito, lo primero que hizo fue imponer su voluntad, cuando le asigne un mueble para dormir en el balcón. Le dí las buenas noches y le indiqué que allí estaría comodo y calientito y apague la luz. No pasaron ni cinco minutos cuando llegó hasta la puerta de mi habitación con aullidos y ruidos haciendome
notar que no estaba contento en ese lugar. Lo subí a mi cama, imaginando que tenía miedo y que nesecitaba protección y desde ese momento no hubo quien lo hiciera mover de allí, tuve que compartir mi cama y mi almohada con él.
Reflexionando, estoy segura que ningún ser humano es capáz de dar tanto cariño. Incapáz de juzgar, de criticar, y mucho menos de guardar rencor. No exige marcas, sólo exigue cariño, una peueña pelota, su plato de comida y su ración de agua.Sólo eso le basta para adorarme y hacerme sentir la persona más justa y buena que existe en el mundo.
No cambiaría su amistad por ninguna otra, con mi pequeño amigo de cuatro patas siento que tengo un mundo de cosas buenas a mi alrededor. Pueda que alguna persona, no piense igual que yo, pero me siento muy a gusto con mi Blondie. Sólo espero que dure muchos años a mi lado, que pueda yo, envejecer a su lado y que en los momentos postreros de su vida, si le toca a él primero, estar a su lado, para acariciarlo, tomarle sus patitas y que se lleve impreso en sus ojitos el amor que me inspiró.
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